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Consejos para plantear tu táctica en el pádel

A la hora de plantear tu táctica en un juego de pádel, la clave es leer adecuadamente el estilo de juego de nuestros rivales y adaptar nuestra táctica para mejorar nuestros resultados. En este apartado, vamos a estudiar algunos conceptos tácticos que puedes incorporar a tu forma de jugar.

Planificación del juego

La táctica consiste en los golpes, movimientos y posiciones que tomamos dentro del campo de juego con el objetivo de derrotar al rival. Se trata de una optimización de nuestros recursos de juego para intentar sacar provecho en cada partido, pero no debe entenderse como una serie de pasos a seguir a rajatabla ya que cada dinámica de juego es diferente y puede requerir cambios en el momento. Lo importante es no perder de vista nuestra táctica general para ganar terreno en el campo de juego.

¿Cómo se elabora una táctica?

Hay que escuchar y trabajar en conjunto con nuestra pareja, pero no dejarnos influenciar por los espectadores. Es normal que en medio de un partido de pádel escuchemos al público recomendarnos uno u otro movimiento, pero los que están atravesando el partido y deben coordinar sus formas de juego son los integrantes de la pareja.

Una buena pareja tiene una dinámica de juego que se complementa. Por eso es recomendable trabajar la confianza, el diálogo y el juego conjunto para entender y analizar las posibilidades y estilos con nuestro compañero antes de plantear alguna táctica en particular.

¿Qué sistema de juego tenemos?

Para conocer la táctica que mejor se adapta a cada partido, es importante saber qué tipo de juego tiene cada miembro de la pareja. Algunos más agresivo, algunos más defensivo, cada estilo tiene puntos fuertes y desventajas. Una buena táctica es aquella que maximiza los aspectos positivos, y refuerza los parches para que los aspectos negativos no sobresalgan.

A la hora de empezar el planteamiento de un sistema de juego, hay que analizar los puntos débiles y fuertes de la pareja; la condición física; la comodidad en el juego defensivo u ofensivo; y la potencia y control que tenemos sobre nuestros golpes a la pelota, entre otros.